Los sistemas heredados son esas viejas máquinas que hay que aceitar cada vez que rechinan; son para muchos una gran zona de confort y probablemente nos hacen sentir tranquilos porque han demostrado ser eficientes a lo largo de su vida útil. Pero en verdad… ¿son seguros?
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Windows XP fue por mucho tiempo una de esas máquinas viejas confiables, pero mantener el soporte a un sistema que ya no se adapta a los estándares de la época era insostenible para Microsoft, sin embargo para poder reemplazar a este software viejo y confiable, necesitaban tener un producto que resistiera a las nuevas tecnologías, que quizás no fuera tan revolucionario como planteaba ser Windows Vista o Windows 8, pero sí que toda la gente pudiese adoptarlo y que se adaptara a cualquier plataforma y bolsillo.
Es por lo anterior que hoy Windows es una plataforma sumamente adaptable que tiende a la mejora continua. El mismo fenómeno sucede con otras empresas, como Amazon que está en renovación constante, tanto en su ecommerce como en AWS, o Apple y Google que entregan actualizaciones de sus productos varias veces al año y los usuarios agradecen tener siempre las mejoras más recientes.
Ahora bien, seamos honestos, a nadie le gustan los sistemas viejos, numerosas adaptaciones de sistemas heredados se realizan debido a que algo anda mal más allá de lo que podemos ver.
¿Por qué permanecen estos sistemas?
- A veces, las cuestiones como el cumplimiento nos obligan a adaptar sistemas obsoletos.
- Pasar de un sistema heredado a uno nuevo nos obliga a realizar las cosas por partes y seguir dependiendo de software atrasado.
- Algunos proyectos en curso requieren de software y/o hardware antiguo.
- A los responsables de la toma de decisiones simplemente no les gusta el cambio.
De lo anterior podemos decir que algunas situaciones están fuera de nuestro control pero otras tantas son también cuestiones culturales, pequeños detalles que podríamos resolver con algo de planificación, pero tener en cuenta estos problemas es importante para comenzar a combatirlos.
Aunque sabemos que estos sistemas heredados son molestos, incluso podrían ser más que molestos, el daño que suelen ocasionar a las empresas es mucho más grande y aquí te enumeramos algunas razones:
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Las estrategias de T.I. heredadas no están preparadas para el cambio.
Esta es una razón de suma importancia. Una estrategia que incluye software heredado es una estrategia de iniciar y detener, ya que los cambios se deben realizar en trozos grandes, donde son comunes los periodos estáticos que impiden evolucionar al negocio. Antiguamente era la forma en la que se dirigía un negocio, que data de la era industrial, cosa que se ha incorporado en el ADN de las empresas: tener un corto período de adaptación para hacer los cambios necesarios y luego detenerse hasta que se produzca otra ola de cambios necesarios.
Pero así no funciona el mundo hoy, los cambios intermitentes, como lo mencionado en el párrafo anterior, le pesan mucho a las empresas y carecen de sentido hoy. Por fortuna las metodologías Lean se han adoptado en el universo de las Tecnologías de la información, cuyo objetivo es la mejora continua y los cambios positivos a sistemas de TI en vez de mantenerlos en modo de espera. Estos modelos son particularmente eficientes para cambios digitales u orientados a datos, incluso elimina la necesidad de pensar en sistemas heredados debido a que la premisa es la mejora continua.
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Sistemas heredados afectan la seguridad, incluso la empeora.
Si has trabajado en seguridad de datos o actualización de software, esto podría tener mucho sentido para ti. La seguridad está basada ampliamente en el concepto de Lean IT que se mencionó anteriormente: Se realizan cambios continuamente para descubrir nuevas amenazas. De forma natural, los sistemas heredados tienen problemas con nuevas amenazas debido al tiempo en que fueron desarrolladas y algunas amenazas son difíciles de manejar debido a la poca flexibilidad a los cambios, propia de sistemas viejos. Incluso si es sólo un parche, la liberación de esta mejora es tardía como, por ejemplo, se vio en el caso de Windows XP y la vulnerabilidad WannaCry. Esto sucede porque los sistemas viejos no están en la lista de prioridades de los desarrolladores como resultado, tras un periodo de seguridad, los sistemas heredados entran rápidamente en una fase en la que comprometen la seguridad de las empresas.
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Los sistemas viejos no son baratos de administrar o mantener.
Por un lado podría parecer que los sistemas viejos son baratos, pero con el paso del tiempo eso se transforma en una mentira. Las actualizaciones y el soporte para sistemas viejos, de estar disponible aún, es usualmente más caro que el soporte a modelos tecnológicos actuales ya que toma mucho más tiempo a los desarrolladores ofrecer mantenimiento y actualizaciones continuas.
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Problemas de compatibilidad amenazan a las interacciones de las empresas.
Más allá de los clientes, los sistemas heredados suelen admitir ciertos formatos de archivos y datos hasta cierto momento, pero después de ese punto los formatos y los datos evolucionan de manera que los sistemas viejos dejan de soportarlos, lo cual suele ocurrir en tan sólo dos años, lo que significa que las empresas están atascadas en formatos antiguos que sus clientes, socios o proveedores no pueden utilizar.
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Las herramientas propietarias no son del todo agradables.
En cierto punto, los sistemas heredados tienden a ser grandes, aparatosos y propietarios, es decir que sólo aquellos que desarrollaron estos sistemas son los únicos que entienden el producto y, por lo mismo, son también los únicos que le pueden dar soporte, lo que convierte a los sistemas heredados en herramientas difíciles para cambiar y personalizar. Mientras tanto, los sistemas nuevos son mucho más flexibles y están hechos con agregados pequeñas, incluso microservicios que son sencillos de adoptar en tanto que se necesiten.
Quedarse atascado sale caro.
Todo cambio es bueno en tanto brinde beneficios, uno de los más grandes beneficios para las empresas es garantizar la continuidad de los negocios, por lo que quedarse atascado en el tiempo o negarse a los cambios puede poner en peligro las operaciones o la pérdida de tiempo y dinero.
Pero no sólo eso, mantenerse sin cambios podría comunicar el mensaje equivocado, tanto para los empleados como para inversionistas que buscan ganancias y no estancamiento, crecimiento y no obsolescencia.